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Filosofía de la educación

Para hablar del porqué de la filosofía de la educación tenemos que partir de tres interrogantes. Que tipo de ser queremos formar? Que metodología es necesario implementar? Cual es el fin a lograr? En la actualidad por la problemática social o mas bien hablemos de realidad o contexto social, en el que nos movemos se alcanza a visualizar una carencia de valores y de ideales educativos. Partiendo del educador que deja de un lado su vocación y llega a tomar la docencia como un trabajo más o del estudiante que no sabe en donde esta parado o sea no tiene sueños y metas por la cuales vivir con intensidad y entrega. Nuestra sociedad nos pide agritos que hagamos revoluciones de cosas pequeñas en donde el ser humano sea el centro a crear. En este escrito quiero enfocarme en el papel del docente que no puede dejar de lado la filosofía de la educación para llegar a la finalidad esperada. Siempre se esta mirando que metodologías utilizar y de donde derivan los comportamientos del estudiante frente a los conceptos y el ambiente generado en la institución educativa. Para que esto logre el enfoque ideal el docente debe cultivar en su interior el ser que espera formar en sus estudiantes. El educador necesita tener un proyecto de vida claro, con metas, sueños que lo impulsen a entregarse al mundo con todo lo que es y lo que pueden llegar a ser; ser una persona creativa, recursiva y llena de valores espirituales que demuestre que detrás de la necesidad del desarrollo cognitivo existe un ser que acompaña cada instante a esa mente exploradora. Algunos lo llaman alma otros simplemente su yo, su ser interior, su ser espiritual, lo importante es tenerlo en cuenta a la hora de convertirnos en facilitadores de conocimiento. Utilizamos el término de facilitadores ya que esa en la gran enseñanza que nos deja hoy en día la filosofía de la educación, no somos maestros que llegamos a depositar un conocimiento al estudiante con la concepción de que somos nosotros los que tenemos el conocimiento y ellos son receptores de ese conocimiento de una manera cerrada. La filosofía de la educación nos cuestiona en la importancia de entender y practicar el término de facilitador. Ya que nuestro mundo globalizado pide personas con un coeficiente intelectual desarrollado, pero es esa misma presión que se ejerce sobre el ser exitoso y grande, que ha demostrado que es necesario la formación de seres integrales, seres sensibles llenos de cualidades humanas que enriquezcan a una familia y por ende a una sociedad. Esto nos aporta a empezar con el desarrollo del cuestionamiento mencionado al inicio del escrito. Que tipo de ser queremos formar? El docente debe utilizar la filosofía de la educación para dar respuesta a esta pregunta antes de realizar su planeación pedagógica. Si logramos identificar el ser que queremos formar, estamos apuntando a la ultima pregunta la finalidad; al conocer la finalidad tendremos una meta con el estudiante y eso con lleva a que se indagara en el contexto en el que vive ese ser a formar que ya tiene una historia de vida y que solo necesita acompañamiento para lograr su desarrollo. Para ello nos podemos basar en la psicología humanística, la cual parte de formar seres integrales que logren descubrir todo su potencial y lo desarrollen a la manera que sus metas crean que son suficientes. Estaríamos hablando de una educación con libertad, donde el ser aprende a hacerse cargo de si mismo. Pasando a la segunda pregunta Que metodología es necesario implementar? La filosofía de la educación que ya nos ha permitido crear un mapa contextual del estudiante que queremos y del ambiente en que vive el mismo; me permitirá clarificar en el papel actividades donde se facilite el aprendizaje con lo recursos que nos rodean, ya sean naturales, culturales o económicos. Crear una metodología contextualizada y creativa me permitirá como docente interactuar directamente con la vida del ser a formar y llegar hacer parte de su desarrollo personal e intelectual. En la metodología se debe buscar el equilibrio ya que no nos podemos basar solo en un ser humano sensible, si no en ser integral en todo el sentido de la palabra cognitivo y humano, un ser creativo, con espíritu investigador, innovador, recursivo, responsable y libre. La parte evaluativa también requiere de un estudio detallado, porque a un ser integral, no se le puede evaluar solo cuantitativamente, lo ideal seria llegar a evaluar su proceso de crecimiento personal de una manera que él se sienta incluido en su evaluación ya que él también tiene su punto de vista al respecto. También la filosofía de la educación en cuanto metodología, le permite al docente evaluar su proceso de enseñanza, ya que siempre que un estudiante no en tiende o no de muestra interés, es debido a problemas de su historia personal, si no que puede llegar a ser la metodología empleada que no va con su proceso de aprendizaje. Una buena observación es que el docente dentro de la evaluación y autoevaluación también pida al estudiante ser evaluado Frente a la última pregunta. Cual es el fin a lograr? Debemos partir de para llegar a la meta hay que conocerla o saber que se quiere lograr; el camino es de un diario vivir, de domingo a domingo y cada día nos encontraremos con nuevas experiencias de vida, de las cuales muchos serán de aprendizaje y otras no muy alentadoras. Todos los seres no reaccionamos igual a los momentos dificultosos que se presentan pero cuando se tiene una meta se lucha para permanecer en el camino a pesar de los tropiezos que tenga. Es fundamental que reflexionemos sobre cual es mi finalidad como docente a nivel personal, que quiero aprender y que quiero lograr en mí. Para que de esta manera identifiquemos lo que esperamos se genere desde mi aporte a la vida de ese otro ser que siempre va ver en el docente un punto de referencia. Punto que depende simple y exclusivamente de la importancia que le demos a reflexionar sobre la educación que tenemos y la que queremos ayudar a cultivar. Como vimos la importancia de la filosofía de la educación es básicamente que nos cuestiona desde nuestro ser, nuestro contexto hasta llegar a ofrecernos como facilitadores del conocimiento ante otros y desde nuestro interior; porque no se puede dar de lo que no se tiene.

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